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En el medio de la cosa

El proyecto de escritura de textos de acercamiento a los procesos creativos de las piezas que se presentan en el Ciclo Montevideo Danza 2017, se realiza gracias al apoyo del Instituto Nacional de Artes Escénicas (INAE).

 

Acercamiento al proceso creativo de in media res /


Colectivo INCORPORAR

Estamos en la época de lo simultáneo, estamos en la época de la yuxtaposición, en la época de lo próximo y lo lejano, de lo uno al lado de lo otro, de lo disperso. Estamos en un momento en que el mundo se experimenta, creo, menos como una gran vida que se desarrolla a través del tiempo que como una red que une puntos y se entreteje.

Michel Foucault

La octava edición del Ciclo Montevideo Danza se inaugura con la presencia de un colectivo multidisciplinar de artistas de la danza, el circo, la música y las artes visuales. La plataforma que los aproximó fue el Encuentro de Jóvenes Creadores que tuvo lugar en 2015 en el Taller de Danza y Creación Casarrodante, de cuyo programa de formación en danza contemporánea son egresadas la mayoría de las bailarinas con que cuenta el proyecto. A partir de entonces, el colectivo Incorporar ha presentado varios trabajos, formando parte de la programación del Centro Cultural de España, del Auditorio Vaz Ferreira y del Festival Internacional de Danza Contemporánea del Uruguay, así como de los eventos que Casarrodante viene desarrollando con el fin de nuclear y potenciar a esta población joven de la danza (juventud que se mide sobre todo en relación a la visibilidad de los artistas en cuestión y que, como todo rótulo, funciona solamente en cuanto estrategia para la creación de instancias de intercambio y desarrollo como las mencionadas).

Apasionados por la captación del acontecimiento al modo en que lo trabajan filósofos como Badiou o Deleuze, así como por la intuida y experimentada potencia de los cuerpos, estos creadores apuestan a modos de lo escénico distantes de la idea de “obra”, con el fin de alcanzar un estadio de “ser vivo” que por su cualidad mutante se erija como un agente transformador del espacio y las relaciones que lo componen. De ahí que la locución latina que da título a esta pieza refiera simultáneamente al recurso literario clásico descrito por Horacio que implica que el comienzo de una narración suceda en mitad del acontecimiento narrado, y al hecho de que el grupo se encuentra en medio de un trabajo del que de alguna manera no se puede identificar el comienzo o el final, porque no se trata de una trayectoria lineal sino de una inmersión plena en un mundo concebido como una red de preguntas que producen acontecimientos y acontecimientos que devuelven preguntas. Así también, cuando llegamos a la sala, nos encontramos con que todo ha comenzado ya en algún momento que no podemos precisar, decisión que vuelve operativa dentro de la sala teatral a la figura de la irrupción que encontraba su espacio natural de desarrollo en las presentaciones callejeras o en espacios no convencionales que el grupo practicó con más frecuencia. ¿Cómo irrumpir en la sala teatral generando un efecto similar al que se produce en la calle cuando lo cotidiano se topa con el dispositivo creado? ¿Cómo afectar al vecino cuando se trata del espacio legítimo y convencional de la escena en el que las relaciones entre los espectadores y entre estos y la obra parecen regladas de antemano? Son algunas de las inquietudes que in media res explora en la acción y en el pensamiento que -junto con la filósofa uruguaya Annabel Teles- se conciben como indisociables: “Al aceptar la movilidad del acontecer, el modo mismo del pensar se modifica; incorpora un impulso transformador; da lugar a un pensamiento afectivo, relacional, imbricado con el devenir.”

 

La idea de paisaje podría abarcar el acontecer tanto a nivel de la danza como de la música: las cinco bailarinas, el músico, el movimiento y el sonido se comportan como insistencias en un espacio en el que no parece admitida la posibilidad de la detención; todo cambio se produce por reconfiguración sin que medien pausas; no vemos el final de una escena y el comienzo de la siguiente, sino las modulaciones que hacen devenir cada momento en el próximo al modo de lo que podríamos llamar una “organización sin órganos”, es decir, sin que puedan identificarse las partes más que por un mecanismo de evocación que nos recuerda las diferencias entre lo que estamos presenciando y lo recientemente ausente. El tiempo teje tan invisiblemente que parece haber solamente espacio. Este paisaje, que es a la vez sonoro y visual, invita a una percepción háptica como la que abordan Deleuze y Guattari al intentar diferenciar el “espacio liso” del “espacio estriado”. La percepción háptica se opone a la óptica sin anular los ojos como órganos perceptivos pero poniendo el acento en el tocar y vivir el espacio más allá del recorte óptico que tiende al reconocimiento y la delimitación, que impone una organización dada. En un espacio liso, no habría un a priori material de lo perceptible, sino una distribución variable de intensidades: “Es un espacio intensivo más bien que extensivo, de distancias y no de medidas.”

Los cuerpos de in media res son afectados o influidos por fisicalidades como la del grupo brasileño Cena 11 y los trabajos del coreógrafo israelí Sharon Fridman, quienes llevan al extremo ciertas situaciones corporales desafiando la gravedad desde una perspectiva contemporánea que supone, a diferencia de la clásica, una aceptación lúdica y hasta frenética de su poder movilizante. Los creadores mencionan también, como una influencia permanente, a Steve Paxton, quien fuera, justamente, el máximo exponente de este juego gravitacional dentro la generación fundante de la danza contemporánea estadounidense. Algunos momentos de in media res, centrados en la exploración incesante del choque y la caída, nos remiten a “Magnesium” (1972), considerada la primera performance de Contact Improvisation de la historia.

“Incorporar” supone volver cuerpo un modo de pensar, absorber y encarnar influencias, dejarse afectar afectando; supone un movimiento siempre abierto, siempre “en medio de la cosa”, vislumbrándonos entre el cuerpo que fuimos, el que somos y el que seremos, y en busca de –como pronuncia el colectivo- “otros modos de relación posibles, otros modos de estar posibles, otros modos posibles, otros posibles, otros.”

Carolina Silveira

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